IBZ, nueva colección de José A. Gandía-Blasco
junio 6, 2022 | Diseñadores /
GANDIABLASCO es, en esencia, la personalidad de José A. Gandía-Blasco Canales. Amante del estilo de vida mediterráneo caracterizado por el disfrute al aire libre, la conexión con la naturaleza y por esos espacios sociales abiertos que, desde las ágoras de la Grecia Antigua, han servido para reunirse, interactuar y relacionarse. Si hay un lugar que marcó un antes y un después en la trayectoria del diseñador ese es, además de Valencia —su ciudad natal—, la isla de Ibiza, que visitó por primera vez hace casi 50 años. El código de su aeropuerto, tres letras que siguen muy presentes en su vida, dan nombre a su nueva colección de mobiliario de exterior para GANDIABLASCO: IBZ.
Las formas cúbicas y esenciales de los elementos de la serie IBZ evocan la pureza de formas y la volumetría típica de la arquitectura vernácula ibicenca, rindiendo tributo a la dignidad y honestidad de estas construcciones, que a lo largo de los siglos han fascinado a grandes arquitectos, fotógrafos y escritores. De hecho, a pesar de haberse convertido en un gran reclamo turístico, Ibiza sigue fiel a sus orígenes y conserva esa esencia y legado por los que es considerada uno de los vestigios más relevantes y admirados de la cultura mediterránea.
La pureza de la arquitectura vernácula del Mediterráneo
En Ibiza surgió el imaginario de GANDIABLASCO y el germen de las primeras colecciones de exterior, lanzadas hace dos décadas e inspiradas en el estilo de vida mediterráneo y la arquitectura vernácula de la isla. ¿Sigue siendo este lugar una de tus principales fuentes de inspiración?
Sí. La arquitectura ibicenca histórica me ha encantado siempre, me ha fascinado y me sigue fascinando. Yo paseo mucho por la isla, por sus campos, y cuando veo una casa ibicenca antigua me sigue atrayendo porque ese juego de volúmenes que utilizaban y construían los antiguos ibicencos me parecen muy atractivos. Después de 20 años, sí, Ibiza sigue siendo mi fuente de inspiración, pero no es una casualidad porque al final este tipo de arquitectura ibicenca ancestral tiene bastante que ver, como dijo Le Corbusier y algunos otros grandes arquitectos europeos que ya estuvieron en Ibiza durante la primera mitad del siglo XX, con la arquitectura contemporánea.
Al final, no dejan de ser volúmenes muy limpios, una geometría muy nítida que, aunque ellos evidentemente lo construían con las manos y no tenían, o más bien no conseguían, esos ángulos rectos y limpios que consigue la arquitectura contemporánea construida de una manera más avanzada tecnológicamente. Ellos construían esos mismos volúmenes y, como lo hacían a mano, esa forma redondeada de las esquinas estaba siempre presente, porque con la mano los moldeaban. Hoy en día quien construye una casa ibicenca con tecnología actual, lo hace con ángulos que son aristas perfectas de 90º, no hay curvas, salvo que lo hagan intencionadamente para imitar a la arquitectura ibicenca antigua.
En el pasado, frente a los porches de las casas rurales de la isla Pitiusa se alineaban las modestas sillas ibicencas de madera y mimbre, hechas a mano. Desnudas, sobrias y auténticas, han sido retratadas por grandes fotógrafos y pintores a lo largo de la historia. En cierta manera, ¿IBZ intenta rendir homenaje y actualizar el carácter esquemático y pragmático de estas sillas?
Puede que haya algo de eso, pero lo que más me he inspirado es en los cubos de las casas de la arquitectura ibicenca, mucho más que en su mobiliario, que también era muy esquemático. Pero la rotundidad de la geometría de las casas está mucho más cercana a la colección IBZ que acabo de diseñar ahora. El sillón es prácticamente un cubo a menor escala, por eso yo creo que más que en los muebles me sigo inspirando en la arquitectura ibicenca antigua.
Los perfiles de aluminio que conforman la estructura de los diseños IBZ, especialmente robustos, parecen evocar la pureza de formas y la volumetría típica de la arquitectura vernácula ibicenca, caracterizada por los gruesos muros blancos pintados de cal. ¿Qué mantiene ese diseño milenario en un marco absolutamente atemporal?
Yo creo que la temporalidad viene precisamente determinada por esa geometría tan rotunda. Eso ya es un condicionante clarísimo para convertir algo en atemporal, en mi opinión. Cuando te vas a formas muy complicadas yo creo que esa pureza de la geometría se pierde, pues es lo que hace atemporal tanto la arquitectura como los muebles que he diseñado.
Las casas payesas tradicionales de Ibiza nacían creando paisaje, desde la discreción y el anclaje natural en el entorno. ¿IBZ sigue esta misma máxima?
Bueno, eso hoy en día sería bastante cuestionable. La inmensa mayoría de la arquitectura es malísima pero siempre hay algún arquitecto que, inspirándose un poco en esa pureza de la geometría de la arquitectura ibicenca, sigue creando arquitectura contemporánea que tiene mucho que ver con la originaria. Hay un arquitecto en Formentera, por ejemplo, que se llama Marià Castelló, y si ves sus casas son también de una geometría limpia y rotunda que tienen que ver con la arquitectura histórica ibicenca o de Formentera. No de una manera directa y literal, pero sí por esa rotundidad en la geometría que se utiliza. Por lo tanto, sí que hay arquitectos que siguen inspirándose en esa arquitectura pero que, de alguna manera, se basan en el siglo XXI.
¿Qué fue lo que te capturó en tu primer viaje a Ibiza hace ya casi 5 décadas?
Me cautivó el paisaje, la arquitectura y también la gente. También la fauna que habitaba la isla en aquella época… Yo fui por primera vez en el año 1973 y aun había hippies y ese espíritu de libertad, de vida alternativa y poco convencional que aportaron los hippies a la isla de Ibiza. Me pareció muy atractivo, sobre todo teniendo en cuenta el momento que vivía esa España gris franquista, cuando aún era todo muy homogéneo, muy “igual”. Aquí en Ibiza todo era color, otras formas de vivir, otras formas de vestir, de expresarse… Todo eso me pareció muy interesante.
“La isla se encuentra al margen de los movimientos del mundo, e incluso de la civilización. Su paisaje es el más virgen que más virgen he encontrado.” ¿Qué queda hoy de la Ibiza que describió Walter Benjamin en sus primeras cartas, en 1932, tras establecerse allí en una pequeña casa junto al mar?
Yo creo que todavía queda; el paisaje de la isla todavía sigue muy boscoso. Es una isla de pinos, de ahí viene el nombre de Pitiusa, aquí hay pinos por todas partes, cada vez más. Las fincas ya las han abandonado, ya nadie las disfruta y muchas de ellas han sido invadidas por pinos. Ese paisaje de pinos aún está muy presente. Luego también si vas por el campo y zonas más rurales todavía hay mucha presencia de arquitectura ibicenca, como siempre, pero como en todas partes, hay muchas zonas de la isla en las que se han “prostituido” de mala manera.
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